Nos empeñamos en creer
que este plano existencial infinito
que llamamos universo cosmos firmamento
alguna vez dio a luz a una roca incandescente
que al enfriar su núcleo ardiente
y en el más improbable y remoto
de los improbables eventos del azar
dio paso a la vida...
vida que plantó e izó su bandera de victoria
sobre una esfera anegada de materia inerme
hace tantos millares de milenios mileniales...
vida que forjó su camino que luchó tenazmente
para no extinguirse ante la espeluznate adversidad
de un cosmos que había nacido muerto...
vida que floreció, se esparció, se multiplicó,
evolucionó y hasta al universo mismo
casi en su totalidad entendió...
y también maliciosa, envidiosa, desidiosa,
mentirosa, menesterosa,
homicida se volvió...
y por la muerte la vida fue acechada
y por la vida misma la vida fue acechada
y por la ineludible inevitabilidad del omega
la vida fue acechada.
Pero la realidad es que no hubo nacimiento...
gestación sí, sí la hubo,
preñado quedó el universo de un engendro
que por millares de milenios
se proclamó la guinda del pastel
de la creación...
¿creación?
¿qué no había sido un accidente del azar?
un golpe de suerte de dados cósmicos cargados,
un as bajo la manga del vacío,
un vacío y una nada
que misteriosa, mágica, cabalística y místicamente
contenían desde ya al todo...
un todo
donde cabía la vida y la muerte a la vez,
el amor abrazado del odio,
la envidia encamada con la piedad,
la materia en comunión íntima con la antimateria,
la oscuridad anudada a la luz en un nulo claroscuro indefinible,
la crueldad de la mano con la misericordia...
un todo en una nada...
insisto, que no hubo nacimiento
solo gestación...
y el cosmos arrepentido del engendro aberrante
que germinaba en sus entrañas
decide abortar;
abortar la vida, abortar la muerte,
abortar el alfa, abortar el omega,
abortar el tiempo, abortar la eternidad,
abortar y absorber,
consumir, concentrar, compactar
un todo categórico
en una nueva nada y vacío absolutos...
y los creyentes y los escépticos
y los fanáticos y los antifanáticos
y los que creían en todo
y los que creían en nada
y los que estaban a favor
y los que estaban en contra
y los que estaban en contra de los que estaban en contra
volvieron todos al zigoto vacío primigenio.
Jamás hubo nacimiento
ni vida, ni amor, ni odio,
ni cronos, ni infinitud;
fue todo una quimérica fantasía alucinante,
el anhelo de un firmamento imaginario
que soñaba con el ser y existir;
la utópica distopía onírica
de una deidad tortuga mitológica
que flota sobre el líquido amniótico
de la inexistencia absoluta.
@AljndroPoetry / xi-17
(@SolitarioAmnte)
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