martes, 17 de octubre de 2017

El león (y) yo

Al fondo de este foso profundo
me encuentro otra vez;
hay un león, de temible melena,
de profunda mirada, y me parece,
que es la misma mirada
que últimamente veo al espejo;
no es una mirada salvaje,
es quizás, una mirada triste,
derrotista, y a veces extraviada.

Y me mira el león como con desprecio,
sin apetito quizás,
pero igual, se avalanza hacia mí,
y en menos de lo que canta un gallo,
lo tengo encima; parece que tengo
toneladas de salvajismo natural
encima de mí.

Sus zarpazos, sus dentelleadas,
son instintivamente certeras;
desgarra mi carne a su antojo,
el piso es un reguero desastroso
de visceras, sangre y tejidos;
y el león, masticando, como sin ganas.

Y yo, miro al león,
con mi mirada triste y certera,
y el león me mira a mí,
desde lo profundo de mis ojos,
y yo devoro al león y escupo
al piso todos los pelos
de su desordenada melena.

Y no queda nada ya,
ni miedos, ni valentía,
ni sueños, ni frustraciones,
ni pasado, ni futuro,
no queda ni el león,
ni quedo yo...

me he engullido a mi mismo.



@SolitarioAmnte / x-17



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