Hay unas manzas rojas
que enrojecen
ante el rojo de tus labios.
Hay un rocío
un sonido en gotas,
un tintineo,
unas punzadas
en la mente,
unas agujas;
setenta y siete agujas,
clavadas en el músculo
cardiovascular.
Hay una rasgadura
y unas dentelladas,
setenta y siete dentelladas
que vuelven a ella
cada vez que llueve,
cada vez que me llueves.
Hay un mar
lleno de setenta y siete
océanos de nostalgia;
y un velero,
sin viento a babor ni estribor,
sin proa ni popa,
sin mastil,
sin velas,
y sin casco;
y setenta y siete tiburones
que desangran mis carnes.
Hay un cadáver
y hay buitres negros,
setenta y siete buitres negros
que devoran hasta su alma.
Hay un hombre,
y setenta y siete otoños
partidos por la mitad
que han llovido
sus hojas
a la espera de una mujer,
no cualquier mujer,
esa mujer,
la mujer.
@SolitarioAmnte / viii-17
lunes, 7 de agosto de 2017
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Reminiscencia de Invierno (parte VII – final)
Ese lunes por la mañana Salvatore llama a Alessandra camino a su trabajo. Le dice que es vital conversar esa misma tarde. Le pide que salga...

Cristales rotos
-
Es una mañana de otoño, y las lágrimas de los pinos llorones del Himalaya cubren de hojas el paseo de una pareja de enamorados por el parq...
-
Esa mañana todo el mundo tenía antojo de un pastelillo o una galleta de “A&C sweet shop”, la tienda de pastelillos de Claudia y Alessan...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario