número veinte millones
setecientos setenta y siete;
ahora, como tantas veces
me siento en este témpano del tiempo
con un réquiem para el ayer
en mi séptima costilla izquierda
y para el mañana una profecía
en la cuarta derecha.
Y observo fijamente
en la pieza oscura
de mi memoria fotográfica,
esa fotografía en negativo
que tomé hace miles de instantes como este,
en un día soleado inundado de verano,
en el parque más bello del mundo
tú y yo caminando de la mano.
Fotografía que aún no he revelado
pues ni siquiera la he tomado,
es la que habría de tomar
cuando se hiciera realidad
alguna de esas profecías del mañana.
Instante futuro número
cuarenta y cuatro millones
setecientos setenta y siete;
entonces, como tantas veces,
sentado en otro témpano del tiempo
sujeto tu mano y estoy muriendo
o lo estás tú, sujeta de la mía;
como quiera que sea,
lo importante es que hemos caminado juntos
bajo miles de soles
y millones de estrellas deslumbrantes,
quizás la segunda mitad de nuestras vidas
o quizás la tercera tercera parte.
Y somos una vez más,
una fotografía ─o muchísimas─,
ya reveladas todas...
Y muero en paz, pues tu mano me sujeta.
O tú mueres en paz, pues te sujeta la mía.
Y en ese último instante
─cualquiera que sea su número millonario─,
otra vez soy feliz,
otra vez me sabes a sol
y a mil millones de estrellas brillantes,
porque te amo, porque me amaste.
@SolitarioAmnte / ix-17